HIRO fan bronze brush 1.80

Descripción del producto

La principal ventaja de las brochas en abanico a la hora de aplicar el iluminador y el bronceador en polvo es que con ellas se puede conseguir fácilmente un acabado sutil y muy difuminado, es decir, un acabado muy natural. Si ese es el tipo de look que buscas, HIRO fan bronce brush es el tipo de brocha para ti.

Además, prueba su magia aplicando un bronceador con brillo en clavículas, brazos e incluso piernas para que parezca que vienes de bañarte en un sol dorado.

Todas las brochas de HIRO se realizan en Alemania con fibras veganas ultra-suaves de la máxima calidad.

Medidas: 17,5 x 5 cm

¿Cómo usarla?

• Impregna las cerdas en tu iluminador o contorno en polvo.
  • El iluminador lo puedes utilizar en las zonas más altas del rostro, las que quieras destacar. Observa dónde incide la luz en tu cara. Ilumina los pómulos, el arco de cupido, el puente de la nariz y la barbilla.
  • El contorno lo puedes utilizar en las zonas que quieras minimizar, esculpir, afinar. Comienza aplicándolo en la zona de las sienes de la frente, sigue marcando el hueco de las mejillas y termina en la mandíbula. También puedes usarlo a los lados de la nariz para afinarla.

Cuidado y mantenimiento

• Una correcta higiene de las brochas te ayudará a mantenerlas intactas durante mucho tiempo. La frecuencia de lavado dependerá, lógicamente, del uso que le des. Si la usas a diario, al menos deberías lavarla una vez a la semana, o cada diez días, pues las brochas pueden acumular suciedad y bacterias que extendemos por el rostro si no cuidamos su limpieza. Si se trata de una brocha para productos líquidos, como maquillaje fluido, compacto, correctores, gloss, etc… deberías limpiarla todos los días.
• Para lavarla, pon un poquito de un jabón suave en la palma de la mano, y desliza la brocha. Ve aclarándola bajo el chorro del grifo, con agua fría, y con las cerdas SIEMPRE APUNTANDO HACIA ABAJO. Repite la operación hasta que el agua salga completamente limpia.
• Una vez limpia, escurre el exceso de agua y déjala secar en posición horizontal, sobre una encimera, apoyando únicamente el mango y dejando las cerdas fuera de la superficie, de modo que queden completamente libres.