Lo hemos explicado muchas veces, pero, por qué no, vamos a volverlo a hacer: la piel deshidratada no es lo mismo que la piel seca. De hecho, la piel deshidratada no es un tipo de piel, sino un estado puntual de falta de agua por el que puede pasar cualquier piel, incluso una grasa. Si notas tu piel tirante, escamosa, opaca, rugosa, con falta de elasticidad… está deshidratada, sea del tipo que sea. Para solucionarlo, es importantísimo rehidratar el cuerpo desde dentro, bebiendo agua en abundancia, y desde fuera, con ingredientes hidratantes y humectantes como el ácido hialurónico, el aloe, el Sodium PCA, las ceramidas o aceites vegetales ricos en ácidos grasos libres. Aquí tenéis una amplia selección de cosmética orgánica que los contienen en unas fórmulas diseñadas al milímetro para saciar tu piel.