El té verde es uno de nuestros ingredientes antiox favoritos, uno de los motivos principales es su alto contenido en polifenoles (30% de su peso total), unas sustancias que frenan la expansión de los radicales libres, unas moléculas altamente inestable y reactivas que dañan la piel.
Los radicales libres, producidos por agentes externos como la contaminación o la exposición solar, son una de las principales causas del envejecimiento prematuro de la piel.
La presencia de antioxidantes genera un equilibrio en el organismo, consiguiendo que los radicales puedan volverse moléculas estables, neutralizando así el daño oxidativo que ejercen. Por eso son tan importantes en nuestra rutina de belleza.
Entre los polifenoles del té encontramos antocianinas, flavonoides, taninos, procianidinas, catequinas, y dentro de las últimas, el activo estrella del té verde: las epigalocatequinas galate, también conocidas (ya que su nombre original se las trae) como EGCG, un potentísimo antioxidante que se encuentra en continuo estudio y es ya utilizado para luchar eficazmente contra el daño ambiental y el envejecimiento prematuro.