Brocha tapered contour

Descripción

La brocha perfecta para definir y esculpir tu rostro, ya que su forma en punta redondeada y su tamaño ni grande ni pequeño, la hacen ideal para aplicar tu polvo de contorno favorito, y también el iluminador.

De cerdas sueltas, suaves y sintéticas, y una auténtica multiusos, es indispensable en cualquier tocador.

Su tamaño aproximado es de 17,7 cm.

¿Cómo usarla?

• PARA EL CONTORNO: recoge una pequeña cantidad de tu contorno favorito y sacúdela para eliminar el exceso. Aplica los polvos bajo los pómulos para contornear el rostro, y también para perfilar la nariz.
• PARA EL ILUMINADOR: aplica tu iluminador favorito en la parte superior de los pómulos, y en la nariz. Termina un look resplandeciente con una pasada por las clavículas, los hombros y el escote.
• Aunque en su nombre se indica que es para el contorno, ¿por qué no sacarle todo el partido? Por su forma, además de para el contorno y el iluminador, es ideal también para aplicar polvos para sellar el corrector en la zona de la ojera, por ejemplo, o para aplicar rápido y de manera difuminada tu sombra favorita por todo el párpado. Una sola brocha, ideal para cualquier look diario.

Cuidado y mantenimiento de las brochas

• Una correcta higiene de las brocha te ayudará a mantenerlas intactas durante mucho tiempo. La frecuencia de lavado dependerá, lógicamente, del uso que le des. Si la usas a diario, al menos deberías lavarla una vez a la semana, o cada diez días, pues las brochas pueden acumular suciedad y bacterias que extendemos por el rostro si no cuidamos su limpieza. Si se trata de una brocha para productos líquidos, como maquillaje fluido, compacto, correctores, etc., deberías limpiarla todos los días.
• Para lavarla, pon un poquito de un jabón suave en la palma de la mano, y desliza la brocha. Ve aclarándola bajo el chorro del grifo, con agua fría, y con las cerdas SIEMPRE APUNTANDO HACIA ABAJO. Repite la operación hasta que el agua salga completamente limpia.
• Una vez limpia, escurre el exceso de agua y déjala secar en posición horizontal, sobre una encimera, apoyando únicamente el mango y dejando las cerdas fuera de la superficie, de modo que queden completamente libres.